martes, 1 de mayo de 2012

Mi nombre es... soy alcohólico, parte 2

Siguiendo con un post anterior donde explicábamos el origen de la costumbre de los miembros de AA de presentarse con el nombre de pila seguido por el término "soy alcohólico", deben ampliarse algunas cuestiones. Se trata simplemente de una costumbre, de una cuestión de identidad, no es una obligación, ni nada parecido. De hecho algunos compañeros se presentan como "un beneficiado más por este programa".

La explicación proviene del boletín de la Ofcina de Servicios Generales de AA, el Box 4-5-9, Primavera 2012, donde además se precisa lo siguiente:
"Me llamo…y soy alcohólico
Es una frase que se oye en las reuniones de A.A. de todas partes del mundo. Pero ¿de dónde viene? ¿Por qué la decimos? Y ¿ debemos seguir haciéndolo?
Claro que la identificación es un concepto importante en A.A. En realidad, podemos considerarla la piedra clave de la filosofía de A.A. – un alcohólico que ayuda a otro.
No obstante, por ser una Comunidad con multitud de sugerencias pero sin reglas oficiales, ¿es necesario que una persona diga, como otros muchos dicen al presentarse en una reunión, que es alcohólica?
En los años formativos de A.A., Bill W., el cofundador, se debatía en la duda referente a esta cuestión y escribía a menudo acerca del dilema con que se veían enfrentados los principiantes mientras lidiaban con su enfermedad, quizás por primera vez y en el contexto relativamente público de una reunión de A.A.
Bill argumentaba de forma contundente por dar al recién llegado la mayor libertad posible para decidir cómo y cuándo identificarse como alcohólico y, en un ensayo escrito para el Grapevine titulado “¿Quién es miembro de Alcohólicos Anónimos?” – ensayo que más tarde formó la base de la Tercera Tradición, Bill comentó: “Esta es la razón por la que juzgamos cada vez menos al principiante. Si para él, el alcohol es un problema incontrolable, y si él quiere hacer algo al respecto no le requerimos más... Hoy día, en la mayoría de los grupos, ni siquiera tiene que decir que es alcohólico. Puede unirse a A.A con solo tener una mera sospecha de que lo sea, de que ya muestre los síntomas mortales de nuestra enfermedad”.
Bill aclaró su opinión aún más, en las palabras que aparecen en el folleto “Las Doce Tradiciones ilustradas” en la sección que trata de la Tercera Tradición, “¿Quién determina si la persona cumple o no el requisito, si verdaderamente desea dejar de beber? Obviamente, nadie, salvo el mismo principiante. Los demás tienen que creerlo. Ni siquiera hay necesidad de que lo diga en voz alta. Y eso fue una suerte para muchos de nosotros que llegamos a A.A. con solo un deseo a medias de permanecer sobrios. Hoy estamos vivos gracias a que A.A. nos dejó la puerta abierta”.
Al presentarse en el podio, Bill rara vez, o nunca, se identificaba como alcohólico, y no hay nada en la literatura de A.A. aprobada por la Conferencia que indique cómo los miembros deban presentarse en las reuniones de A.A. ni siquiera que sea necesario hacerlo." Box 4-5-9, Primavera 2012, pag. 3. (frases en negritas nuestras).